Las personas afectadas por un trastorno mental, habitualmente requieren supervisión y atención constantes por parte de agentes cuidadores ya que se encuentran en una situación de máxima vulnerabilidad, esta responsabilidad suele recaer en la familia, que ven sus niveles de estrés alterados, por lo que dotarles de las herramientas adecuadas para que sean capaces de gestionarlo es fundamental. Hacerlo de manera grupal favorece la asimilación y el aprendizaje gracias a las experiencias y el feedback que comparten con las otras personas que asisten.