TALLERES DE ENTRENAMIENTO DE LA MEMORIA, ALZHEIMER Y COVID-19

La situación actual vivida con la COVID-19 ha supuesto un empeoramiento importante en la salud general de las personas, y mucho más en aquellos grupos vulnerables de la población como lo son las personas mayores, personas con quejas y pérdidas de memoria, personas con deterioro cognitivo, demencias y/o Alzheimer.

La Ley 39/2006, de autonomía personal y atención a la dependencia se concibió como herramienta para afrontar el reto de atender las necesidades de aquellas personas en situación de especial vulnerabilidad que requerían apoyos para realizar sus actividades de la vida diaria. Se trataba de una norma dirigida a reconocer los derechos de la persona en situación de dependencia, configurando un sistema integral que atendiera la nueva realidad de una sociedad envejecida y con una esperanza de vida elevada que, previsiblemente, sufriría un aumento de casos de Alzheimer, demencia, dependencia.

El desarrollo de la ley no ha sido el esperado por varias razones entre las que la débil voluntad política, en algunos casos, y la insuficiente dotación económica, en otros, han sido muy relevantes. En todo caso, sí debemos reconocer que supuso un hito en el avance de los derechos sociales en nuestro país y que abrió la puerta al reconocimiento de las necesidades de las personas en situación de dependencia y sus familiares cuidadores, de los que el binomio persona enferma-familiar que la cuida es un paradigma.

El desigual desarrollo de la Ley y la mejor conciencia social acerca de la obligación de unos cuidados de calidad y centrados en las necesidades de las personas hace que la población demande en este momento una respuesta “firme, sostenida y adaptada al actual modelo de nuestra sociedad”, tal como la propia ley manifiesta.

En el caso del Alzheimer y las demencias el sistema no ha respondido. Llevamos años solicitando que se considere la enfermedad y sus consecuencias de una forma integral y global. Es decir, en todos sus aspectos sociales, sanitarios y económicos, y teniendo en cuenta a todos actores. En ese sentido, la ley no abarca todas las particularidades ni tiene en cuenta la complejidad de las demencias, y muchos de los aspectos de la enfermedad quedan fuera de ésta.

La crisis sanitaria, social y económica provocada por la COVID-19 ha venido a empeorar las circunstancias porque dificulta el acceso del binomio persona enferma-familiar que la cuida a unos servicios sociales y sanitarios que eran previamente deficitarios en muchos aspectos relacionados o no con los servicios y prestaciones garantizados por la Ley 39/2006. Ha confinado a las familias y las ha alejado de rutinas y buenas prácticas. Ha empeorado las expectativas económicas. Ha multiplicado las situaciones de estigmatización. Y se ha cebado con las personas más vulnerables de entre las más vulnerables.

A la inquietud lógica de la falta de financiación se ha sumado el “inesperado” coronavirus que ha obligado al gobierno a decretar un necesario estado de alarma que cerró prácticamente el país, a excepción de los servicios básicos imprescindibles. Esta situación, no obstante, generó en las personas afectadas por Alzheimer u otras demencias una serie de efectos no deseados casi tan nocivos como los que esas medidas preventivas buscaban evitar. A modo de ejemplo, y sin afán alguno de exclusividad, pueden citarse los que siguen:

- El confinamiento ha representado una nueva situación en la vida de la persona con Alzheimer que no es capaz de comprender, lo cual se traduce en agitación, incremento de los problemas conductuales y aceleración en la degeneración o evolución de la demencia.
- Ha hecho a la persona con Alzheimer más vulnerable a las situaciones de abuso y de malos tratos.
- El empeoramiento de la demencia viene determinado también por la interrupción prácticamente inmediata de las atenciones especializadas que ofrecen las terapias no farmacológicas; eliminar de la ecuación el factor que contribuye a la ralentización de la evolución de la enfermedad es el desencadenante de la pérdida de calidad de vida en plazos de tiempo muy reducidos.
- Asimismo, el confinamiento es igualmente duro para la persona cuidadora, que ve condicionada su vida aún más por la imposibilidad de compatibilizar momentos de cuidado con momentos de ocio, de descanso o de respiro que poder dedicar a otras actividades.
- A pesar de haber estado autorizados los paseos en aquellos casos con justificación –y los problemas conductuales son motivo más que suficiente-, en muchas ocasiones la pareja que ha salido a la calle por unos breves momentos ha sido increpada desde los balcones agudizando aún más si cabe la estigmatización de unas personas sobradamente castigadas por la enfermedad con la que les toca convivir.
- Lo anterior agrava la desorientación de la persona con demencia, pero también afecta a la salud física, psíquica y anímica de quien la cuida.

Pero la demencia sobrevuela también a otros grupos de personas de edad avanzada confinadas en sus domicilios que abrazan procesos de soledad no deseada, eliminación de rutinas bien instauradas en sus vidas, deterioro físico y metal, etc. en otras palabras, el confinamiento ha hecho a estas personas no sólo perder calidad de vida, sino enfrentarse a síntomas y/o patologías de las que probablemente habrían estado exentas en condiciones normales.

Como ya se ha indicado, la covid-19 se ha ensañado con los colectivos más vulnerables de las personas de edad avanzada, que están siendo también las que engrosan el mayor número de defunciones por contagio. En este sentido, está resultando especialmente difícil (por no decir imposible) digerir lo que ha ocurrido en el entorno residencial y que debería hacernos reflexionar a todos sobre la necesidad imperiosa de implementar modelos que preserven los derechos y la dignidad de las personas institucionalizadas.

Ética y dignidad que también deben ser protegidas y respetadas en el acceso de las personas mayores a los servicios sanitarios y, especialmente, a los de urgencias en momentos complejos como los que estamos viviendo con la covid-19. La edad nunca puede ser un factor de cribado.

En base a este análisis de la realidad, desde AFA CANTABRIA consideramos vital y prioritario seguir trabajando en la prevención de las situaciones de dependencia, deterioro cognitivo, demencia y/o Alzheimer, considerando por tanto de vital importancia EL PROGRAMA PARA LA PUESTA EN MARCHA DE TALLERES DE ENTRENAMIENTO DE LA MEMORIA en la ciudad de Santander.

Este programa ha pretendido abarcar una intervención integral desde el trabajo preventivo y detección precoz a través de los talleres de entrenamiento de la memoria.
Durante 2020 hemos realizado las actividades de los talleres de entrenamiento de la memoria en la ciudad de Santander a través de la subvención concedida por el Ayto. De Santander para proyectos de carácter social ejecutados durante el año 2020 por un importe de 6.030 €. Hemos contado con el apoyo y colaboración del ayuntamiento de Santander en estos momentos tan difíciles para toda la ciudadanía.

Los talleres han ido dirigidos a personas con quejas de memoria sin deterioro cognitivo.
Los objetivos generales de los talleres de memoria han sido:
1. Mejorar la calidad de vida
2. Mantener la capacidad funcional de las personas mayores sin deterioro cognitivo
3. Conseguir una autonomía e independencia de las personas mayores con problemas de memoria asociados a la edad.

Debido a la covid-19 se han tenido que implementar como medidas sanitarias de prevención las siguientes acciones: uso de mascarilla obligatorio, lavado de manos con hidrogel, agua y jabón, distancia interpersonal, desinfección de los espacios, aula y material individual, compromiso de no asistir a los talleres si se presentan síntomas víricos tanto alumnado como profesorado, disminución al 50% del número de plazas máximas permitidas según aforo en los talleres, mantener las aulas lo más ventiladas posibles, media hora libre entre una clase y otra, para ventilación y desinfección, no compartir ni intercambiar objetos y materiales, toma de temperatura a la entrada con un termómetro de no contacto, si algún/a alumno/a es positivo en covid-19, deberá informar en la mayor brevedad posible para poder realizar un rastreo rápido y efectivo, además de por supuesto seguir las indicaciones sanitarias pertinentes.

Se han ejecutado con éxito los siguientes talleres de entrenamiento de la memoria:

TM C.C. Numancia Febrero-Marzo de 2020: Desde el martes 4 de febrero hasta el martes 10 de marzo de 2020. No se realizaron más sesiones debido a la alerta sanitaria provocada por la COVID-19. 6 Sesiones de 1 hora y media de duración todos los martes de 11:30 a 13:00, con ejercicios para el entrenamiento cognitivo en casa.

TM C.C. El Alisal Febrero-Marzo 2020: Desde el viernes 7 de febrero hasta el viernes 13 de marzo de 2020. No se realizaron más sesiones debido a la alerta sanitaria provocada por la COVID-19. 6 Sesiones de 1 hora y media de duración cada sesión con diferentes ejercicios para el entrenamiento cognitivo más formación en técnicas de estrategias de entrenamiento de la memoria. Se realizaron en el C.C. El Alisal en horario de 11:30 a 13:30 con un grupo de refuerzo que ya había participado anteriormente.

TM C.C. El Alisal Octubre-Diciembre 2020: Desde el 30 de octubre hasta el 18 de diciembre de 2020. Se ejecutaron 8 sesiones de 1 hora y media de duración cada sesión con diferentes ejercicios para el entrenamiento cognitivo más formación en técnicas de estrategias de entrenamiento de la memoria. Se realizaron en el C.C. El Alisal en horario de 12:00 a 13:30 con un grupo de refuerzo que ya había participado anteriormente y realizamos seguimiento y con algunas nuevas incorporaciones.

TM C.C. Numancia Enero-Marzo 2021: Este taller se ejecutará durante el primer trimestre del 2021 ya que debido a la situación generada por la COVID-19 no ha sido posible comenzar y ejecutar los 4 talleres de entrenamiento de memoria en el año en curso en 2020, situación que se explicó en el formulario de solicitud de la subvención y fue aprobada al conceder la financiación en la resolución efectuada por el Ayuntamiento de Santander. Por ese motivo se ejecutará este taller de entrenamiento de la memoria que corresponde al ejercicio de 2020, a principios de 2021 con 12 sesiones de una hora y media de duración cada una, y ejercicios cognitivos para entrenamiento en casa a través de seguimiento individualizado. Se ha considerado aumentar las sesiones de este taller para completar las horas de impartición de sesiones que se deben de realizar, ya que en marzo de 2020 debido a la situación del estado de alarma generada por la COVID-19 no fue posible realizar dos sesiones en dos talleres de entrenamiento de memoria distintos.